La globalización

 

Este mes queremos hablar de la globalización; es decir, del proceso de expansión del capitalismo que lleva a la concentración de la riqueza y al libre intercambio de las mercancías y no de las personas. De hecho, en este proceso las personas son tratadas más bien como mercancía, y si éstas no tienen más remedio que trabajar, estando difícil encontrar un puesto de trabajo, van a aceptar cualquier cosa.

Es por ello que la globalización lleva a la competitividad, al individualismo y a poner por encima de todo el dinero. La globalización es la imposición de una cultura predominante, de una lengua hegemónica, y de alguna manera la aspiración de un imperio que controle y monopolice todo el poder.  Esta globalización nos lleva a guerras por el control de los centros de abastecimiento y de los lugares estratégicos.

Diferente es este otro proceso que está sucediendo, paralelo a la globalización. Es la mundialización, que consiste en el intercambio de culturas, razas, creencias, religiones... hacia un crisol de un nuevo ser humano universal, ciudadano del mundo, y que entiende éste como un espacio interconectado, en el que lo que sucede en cualquier lugar, aunque esté alejado, termina por afectarnos. Hay una mundialización creciente, pues en este momento histórico no es tan fácil, por ejemplo, controlar la información como en otras épocas.

Entonces, ¿desde dónde se dan las respuestas a este mundo tan complejo? ¿Desde la dominación, la mentira, el egoísmo…? O desde la cooperación verdadera, sincera y abierta. Nosotros creemos que, a pesar de este proceso de descomposición, de cerrazón, de surgimiento de neofascismos como respuestas trasnochadas, de falsos proteccionismos… se tiene que elevar como elemento de cambio el poner al ser humano y sus necesidades vitales como centro, y no admite demoras el seguirlo posponiendo.

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