El Espacio de Igualdad Lourdes Hernández acogió el martes 23 de noviembre una conferencia sobre la violencia obstétrica de la mano de Cristina Triviño, comadrona del Centro de Salud de Fátima y del Centro de Salud Yébenes.
La violencia obstétrica es un problema que atañe a mujeres de todo el mundo, y es una realidad que se vive en muchos hospitales. Según la Organización Mundial de la Salud, la violencia obstétrica es aquella que sufren las pacientes durante el embarazo o el parto, al recibir un maltrato físico, humillación y abuso verbal, o procedimientos médicos coercitivos. Fue en 2017 cuando la OMS redactó un informe en base a esta problemática, indicando que las mujeres tienen derecho a recibir un nivel de atención de calidad y de cuidados durante todo el proceso del embarazo. El Espacio de Igualdad Lourdes Hernández organizó una charla sobre el tema, presentada por la comadrona. Un espacio donde diferentes mujeres dialogaron y compartieron experiencias sobre la violencia obstétrica.
‘’Soy comadrona, no soy experta en violencia obstétrica, pero he sido testigo de ella y me he sentido cómplice’’, afirmaba Cristina al inicio de la reunión. La idea propuesta por la comadrona era tratar el tema desde la humildad, la empatía y la vulnerabilidad. ‘’Debemos alzar la voz y generar un espacio de diálogo para tratar un aspecto controvertido’’, explicaba la comadrona. A la reunión acudieron varias mujeres, algunas de ellas pertenecientes a la mesa de igualdad del distrito, otras expertas en la materia como matronas y sanitarias, y también mujeres que acuden habitualmente al Espacio de Igualdad. Todas eran diferentes, pero tenían algo en común: o habían sufrido violencia obstétricao la habían presenciado o conocido por otras mujeres.
Cristina Triviño comenzó a informarse sobre esta problemáticahace unos años, y en 2006 descubrió la asociación Nacer en casa, donde derribaron sus conceptos de jerarquía sanitaria. Gracias a esta asociación, la matrona comprendió que existían contradicciones en los procedimientos médicos, y que la prioridad debía ser el bienestar maternofilial. Esta es la nueva mirada crítica que los profesionales hacen sobre su trabajo, cuestionando prácticas habituales como la medicalización excesiva, y proponiendo un nuevo modelo donde las mujeres dispongan de unas condiciones y un entorno adecuado.
En la conferencia hubo diálogo entre las mujeres y, la mayoría, afirmó que en algún momento de su embarazo se sintieron infantilizadas por los médicos, coincidiendo todas en que estas actuaciones se producen por la necesidad de economizar los nacimientos. Y es cierto, Cristina afirmó que la violencia obstétricaviene dada por la rapidez, por atender al mayor número de partos, invirtiendo el tiempo justo. Todo esto tiene numerosas consecuencias. ‘’Somos un canal durante el proceso de embarazo. Los sentidos aumentan y nuestra percepción es mejor. Por ello, tenemos el nivel de tolerancia más bajo’’, afirmaba la comadrona. Debido a esto, los médicos no deben realizar comentarios negativos, otro tipo de violencia obstétrica recurrente.
Esta violencia está sistematizada, crea una dependencia de las mujeres respecto alos médicos, y hace que los sanitarios se sientan atacados, algo incorrecto pues su palabra y actuación son claves para el cambio. En 2020 el Tribunal de las Naciones Unidas condenó a España por un caso de violencia obstétrica, lo que demuestra que esta problemática es una realidad y se precisa un cambio. Triviño quiere formar parte de ese cambio, demostrar que los médicos deben actuar y reivindicar la humanización en el trato a las pacientes. La matrona propone modificaciones en el paradigma actual, un tratamiento del tema, que toca muchas sensibilidades. ‘’Necesitamos una comunicación más empática, entre iguales, y con la información adecuada. Debemos escucharnos entre nosotras y actuar contra la violencia obstétrica’’, finalizaba Cristina.
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