
Psicólogo - Psicoterapeuta
Director de Galene Aluche
Seguimos explorando y conociendo claves para relacionarnos de una manera sana con nuestras hijas e hijos adolescentes. Para poderles acompañar en esta etapa tan bonita e importante, y que como padres podamos vivirlo con confianza y tranquilidad en lugar de hacerlo desde el sufrimiento y el malestar. Hoy abordamos otras dos claves que nos serán muy útiles:
- Expectativas positivas: sentirnos reconocidos por los demás es una necesidad de todas las personas. A veces el miedo nos hace poner unas expectativas negativas sobre nuestros hijos e hijas (“así no va a ser nadie de provecho”, “es un vago”, “no va a saber valerse por sí mismo”…).
Las personas tenemos un gran potencial de cambio, y el motor más importante para conseguirlo es sentirnos capaces de ello. Para que los adolescentes (y los niños y niñas) vayan adquiriendo confianza en sí mismos, así como una autoestima sana sobre lo que son capaces de hacer, es fundamental que sus padres tengan unas expectativas positivas sobre ellos y sobre lo que pueden hacer, más allá de que en momentos determinados no lo hagan.
- Compartir vs controlar: muchos adolescentes cuidan su intimidad, es positivo que lo hagan y es importante que les respetemos. No les gusta sentirse controlados: están en el tránsito de convertirse en adultos, y soltar ese control de sus padres es una manera de decir adiós a la infancia.
Por otro lado, podemos compartir con ellas y ellos sus vivencias, sus ilusiones, desencuentros, logros, gustos musicales, etc., sin juzgar, simplemente compartiendo y conociendo mejor a nuestros hijos e hijas.
Cuando la actitud es de conocer y compartir y no tanto de controlar y juzgar, es más probable que nuestros hijos e hijas se abran más a nosotros.