Puestos en su sitio los números reales de las piscinas estivales que abrirán este verano en Madrid (permanecen cerradas el 33% de las piscinas de verano existentes), gracias a la denuncia de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid, se observa otra circunstancia, otro hecho, que hasta ahora había pasado desapercibido en lo relativo a las piscinas de verano.
En Madrid hay un total de 24 Centros Deportivos Municipales que disponen de piscina de verano. Salvo las dos que están pendientes de finalización de las obras (en los distritos de Barajas y Tetuán), el resto han sido construidos antes del año 2003, en que inicia su mandato el alcalde Ruiz Gallardón.
Resulta significativo que casi la totalidad (19) de los 21 nuevos polideportivos municipales que se construyen en Madrid a partir de ese año no dispongan de piscina de verano. ¿Qué explicación puede tener este hecho, cuando muchos de ellos se han construido en los nuevos desarrollos urbanos, con abundante suelo disponible? El análisis es demoledor.
La causa puede encontrarse en el hecho de que el modelo de gestión que puso en marcha el Ayuntamiento de Madrid, presidido por Ruiz Gallardón a partir de ese año, 2003, fue la explotación de los nuevos polideportivos por parte de empresas privadas, precisamente en 19 de los 21 nuevos. Para que la rentabilidad económica fuera la mayor posible, era mejor destinar los metros cuadrados que ocupa una piscina de verano, que tan solo se usa unos cuatro meses al año y una importante función social y medioambiental, a otras actividades que dan más dinero, como salas de musculación, pistas de pádel u otras.
Es decir, que la apuesta y puesta en marcha por una gestión privatizada ha primado por el beneficio económico de las empresas frente al beneficio social que supone unas instalaciones cada vez más necesarias para combatir las frecuentes olas de calor que sufre la ciudad. Los más perjudicados son las vecinas y vecinos de los nuevos desarrollos vecinales (PAU de las Tablas, Sanchinarro, Vallecas, Carabanchel, Valdebebas, etc.), en los que no hay ninguna instalación de este tipo al servicio público, al servicio de todos.
Esta desigual distribución territorial del citado equipamiento conlleva una desigualdad social, ya que son las familias con menores rentas, que habitan las promociones de protección, las que carecen de estas infraestructuras, a diferencia de las urbanizaciones privadas de estos nuevos desarrollos, que muchas de ellas sí tienen piscinas comunitarias, aunque en la mayoría de los casos solo sirven para refrescarse del calor, al no disponer de las dimensiones necesarias para realizar el deporte de la natación en condiciones adecuadas.
Además este modelo de proliferación de minipiscinas en urbanizaciones privadas resulta insostenible, por su alto coste en el consumo general de agua, en una situación de crisis medioambiental y episodios de sequía cada vez más frecuentes.
Es preciso, por lo tanto, acabar con este modelo privatizador de la gestión de los polideportivos, que busca el beneficio económico de unas pocas empresas en detrimento de la salud y deporte colectivo, y volver al modelo de gestión pública directa, que, entre otros beneficios sociales, contribuye a la sostenibilidad de las ciudades, de los vecinos y vecinas.
Por un servicio público de piscinas de verano y polideportivos municipales para todos.
Plataforma por la Remunicipalización de los Servicios Públicos de Madrid