En la madrugada del 28 de junio de 2009, un escuadrón de militares se presentó en la residencia presidencial de Tegucigalpa, y por la fuerza, en ropas menores, puso en un avión al presidente constitucional de Hoduras, Manuel Zelaya, rumbo a Managua, en uno de los golpes de Estado más destacados de principios de siglo en América Latina. Hoy, 12 años después, su mujer, Xiomara Castro, se ha alzado con la victoria en unas elecciones donde el partido conservador de Nasry Asfrura era su principal contrincante.
Con el 60% de los votos escrutados, de una participación de un 68%, Xiomara Castro, del izquierdista Partido Libre, le saca 20 puntos de ventaja al más cercano candidato. Inmediatamente se han conocido los primeros resultados, Xiomara Castro ha pronunciado su primer discurso: “El pueblo ha hecho justicia, revertimos el autoritarismo y el continuismo”, ha dicho, y ha adelantado que formará un gobierno nacional de paz y justicia.
Una de sus aspiraciones es impulsar un diálogo nacional con todos los sectores políticos, incluido el partido oficialista derrotado en estas elecciones, para alcanzar cambios de envergadura en la nación centroamericana.
Con el giro de Honduras hacia la izquierda, el continente latinoamericano retoma la tendencia de la primera década del siglo XXI donde la mayoría de gobiernos se inclinaba por políticas progresistas en contraposición al neoliberalismo impulsado por los Estados Unidos de América y sus aliados.
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