Como trabajadora de un Centro de Salud en Madrid, me veo obligada a denunciar el deterioro gradual y progresivo que sufrimos en la Atención Primaria, dificultando la calidad asistencial y poniendo en peligro la seguridad de los pacientes. En el mejor de los casos, tenemos 7 minutos por paciente. En ese tiempo: escucha la necesidad del paciente, revisa informes, realiza exploración, solicita o facilita resultado de alguna prueba, determina un diagnóstico e inicia un tratamiento. Si acude alguna urgencia o es necesario forzar cita , los 7 minutos quedan reducidos a 3. De verdad ¿alguien se merece ser atendido en ese tiempo? Día tras día, agendas de entre 45 y 70 pacientes para los médicos y en el resto de categorías, tienen las mismas dificultades para trabajar en buenas condiciones.
El gobierno de la CM, Diaz Ayuso y sus colaboradores, han conseguido, a base de contratos indignos, que no haya profesionales de la salud en Madrid y así justifican la falta de suplentes. El acceso telefónico y por internet son insuficientes, las personas deben acudir a los centros de salud y esperar estoicamente filas interminables. ¿Tampoco hay administrativos en Madrid?
Los Servicios de Urgencia de Atención Primaria, que funcionaban durante la noche y los fines de semana, atendiendo 750.000 consultas anuales, están cerrados desde el inicio de la pandemia, sin razón justificada, sobrecargando urgencias de hospital y consultas de primaria. Para cubrir el funcionamiento del IFEMA, sustrajeron el personal de Atención Primaria, con su consiguiente vaciamiento y para cubrir el Zendal la sustracción de 1300 trabajadores ha sido de los hospitales públicos, triplicando las listas de espera de los mismos. Incluso en plena pandemia, no dudan en seguir derribando el sistema sanitario público, ya gravemente herido, para desviar a los pacientes hacia la sanidad privada. Duele su desvergüenza, su falta de humanidad y su impunidad.
La Constitución y la Ley general de Sanidad amparan a todas las personas que aquí viven, obligando a asegurarles desde las Instituciones, el derecho a la protección de su salud. Nuestra Atención Primaria ha sido y debe continuar siendo el lugar donde se satisface el 80% de las necesidades en salud. Su fortaleza depende de la inversión realizada, cuyos mínimos debemos exigir.
Quiero dirigirme a todos mis compañeros, los que trabajamos por el cuidado y la salud de nuestra ciudadanía : ¿hasta donde pensamos seguir aguantando? ¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo cómplices de este atentado contra la salud de todos, sabiendo que nuestra práctica es imposible que sea la adecuada? ¿hasta cuándo saltar por encima de nuestra salud física y emocional?
A los ciudadanos y pacientes, cuyos derechos están siendo mutilados, deciros que no equivoqueis la dirección de vuestro justo enfado. No somos los trabajadores los responsables de la peligrosa situación sanitaria que estamos viviendo, tanto vosotros como nosotros somos víctimas del ataque que supone la insuficiente inversión en Sanidad Pública y la privatización sistemática progresiva de gestión y servicios.
Exigid la atención que os corresponde, reclamar que todos los profesionales ausentes tengan suplente. Si no hay profesionales en Madrid, que igualen los contratos a los ofrecidos en los lugares donde se van. No os resignéis, uníos a los movimientos vecinales y llenad las calles.
A todas las personas que estamos empeñadas en defender nuestros derechos en salud y los del resto de los madrileños, compañeros de fatigas, deciros que si somos conscientes de lo importante que es lo que está en juego, hemos de ser capaces de unirnos. Cada uno tenemos nuestro criterio, experiencia, situación, nuestro ego y nuestras filias y fobias. También tenemos la capacidad de escuchar y empatizar, de crear nuevos vínculos de confianza, tejiendo entre nosotros una red robusta y extensible.
Mencionando al compañero Guillén del Barrio, defendernos juntos o sucumbir por separado.
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