Vivimos en un mundo fascinante, cada vez más interconectado, cada vez con más avances tecnológicos. Un mundo en el que surgen a diario emocionantes nuevas profesiones en las que todos querríamos ser pioneros. Una vorágine de emociones diarias en las que el estatus de “estar sano” se atribuye a no tener colesterol, no tener azúcar, ir pasando las revisiones médicas sin novedades...
Pero cuidado, ¿nunca os habéis parado a pensar por qué cada vez nos cuesta más concentrarnos, o por qué nos cuesta tanto el día a día? ¿Por qué hasta la voz del periodista del telediario nos da sensación de ahogo o ganas de llorar? ¿Por qué se nos olvidan con tanta facilidad las cosas? ¿Por qué no conseguimos dormir bien últimamente? Estas preguntas en nuestras caóticas y vertiginosas vidas a veces pasan a un segundo plano y se responden con un “no es nada, ya se me pasará”.
¡Para! Siéntate y lee con atención
“Estrés”. Esa famosa palabra. La Real Academia de la Lengua Española lo define como “Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”. Según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, España figura como el quinto país de la Unión Europea con mayor tasa de estrés y algunos datos han llegado a apuntar a que en 2022 nueve de cada diez españoles lo han sentido alguna vez a lo largo del año. Por tanto, no cabe duda de que hay una clara relación entre el estrés y el desarrollo de alteraciones en la salud mental. Es la llamada “pandemia silenciosa”.
Visto así, parece algo más que un ‘ya se me pasará’, ¿verdad?
Fatiga, trastornos del sueño, tensión o dolores musculares, temblor, agitación, nerviosismo o tendencia a los sobresaltos, sudoración, náuseas, irritabilidad, dificultad en la concentración, olvidos… ¿Resultan familiares? Son algunos de los signos y síntomas de la sigilosa ansiedad.
Por tanto, cualquier momento es adecuado para intentar introducir en nuestras vidas otros hábitos saludables que, llevados a la práctica diaria, puedan llegar a disminuir los niveles de estrés en nuestro cuerpo y ayudarnos a mantener un nivel de salud superior al que según los datos poseemos.
¿Qué podemos hacer ante el estrés?
No dejar nuestros hobbies de lado como leer, escribir, escuchar música, pasear, mantener una actitud positiva ante el día a día, involucrarnos en actividades que impliquen ayudar a otras personas… Pedir ayuda, sentarnos con otras personas a hablar de nuestros problemas (aquello que nos preocupa, por muy superficial que nos parezca). Salir del mundo de asfalto que nos rodea e intentar disfrutar de la naturaleza, estar en contacto con los verdes parajes cercanos, no perder la esperanza, plantearnos retos pequeños y alcanzables, realizar planes a futuro que de verdad nos ilusionan, pensar en esas situaciones cotidianas que nos hacen sentir bien e intentar hacerlas con frecuencia… Son algunas de las acciones que podemos ir adoptando para empezar el cambio.
Además, todas estas acciones no están descritas a la ligera, sino que producen el desarrollo de una serie de fortalezas personales como la solidaridad, la curiosidad, la tolerancia, el sentido del humor, creatividad y positividad, la empatía y la valentía, la comunicación y el entusiasmo. Dichas fortalezas provocan en las personas un cambio paulatino que a la larga nos hace más conscientes de los problemas, pero con capacidad de plantear soluciones y ver la vida con una perspectiva de salud mucho más amplia y positiva.
Por supuesto, esto no es ajeno para los profesionales de la salud. Por desgracia, somos uno de los sectores que más se ha visto afectado por esta pandemia. En nuestro Centro de Salud de Carabanchel Alto hemos empezado a trabajarlo con los profesionales, haciendo un taller contra la ansiedad, para aprender a mejorar como personas, disminuir nuestros niveles de estrés y poder después enseñarlo a la población, precisamente trabajando las fortalezas descritas anteriormente, mediante la comunicación, la realización de técnicas de relajación como mindfulness o el planteamiento de objetivos a largo plazo realistas y motivadores.
En la segunda mitad de mayo comenzarán estos talleres para los vecinos y vecinas del barrio (“¡Uno, dos, estrés!”), no dudes en consultarnos. Todos somos iguales. Todos reímos y sufrimos. Todos tenemos derecho a mejorar. Recuerda así que, a veces, el estado de tu vida es el estado de tu mente.
Además de esta iniciativa, en el Distrito hay entidades que trabajan esta problemática: la Biblioteca Luis Rosales, el Espacio de Igualdad Lourdes Hernández, el Centro Municipal de Salud Comunitaria, la Casa del Barrio, el Centro de Mayores Francisco de Goya, el Centro Juvenil de Carabanchel. Muy cerca de nosotros hay herramientas que nos pueden ayudar. Anímate a preguntar y comienza a encontrar tus propias fortalezas.
Os proponemos un kit de cuidados para mejorar nuestra salud mental (un trabajo realizado desde @mapeandocarabanchel, Comisión de Bienestar).
¿Qué hago yo para cuidar de mi salud mental?
► Diez acciones para poner en marcha:
1. Mantenerse activo, practicar ejercicio físico.
2. Estar acompañado y mantener el contacto con los demás.
3. Hacer algo creativo, practicar hobbies (leer, escribir, escuchar música…).
4. Involucrarse, ayudar a otras personas, apoyar a los que nos rodean.
5. Pedir ayuda, hablar de ello.
6. Aceptarse a uno mismo, conocer nuestros límites. Aceptarnos tal y como somos.
7. Tomar un descanso para meditar o hacer yoga, cultivar la espiritualidad.
8. Fomentar el optimismo y el pensamiento positivo.
9. Mantener el contacto con la naturaleza.
10. Cultivar una actitud esperanzadora, proponerse retos, plantearse metas realistas.
¿Qué fortalezas me ayudan en mi salud mental?
► Practica las 12 fortalezas personales:
1 La solidaridad.
2. La tolerancia.
3. El sentido del humor.
4. La valentía.
5. La bondad.
6. La comunicación.
7. La curiosidad.
8. La creatividad.
9. Positividad y alegría.
10. La empatía.
11. Ser agradecido y generoso.
12. El entusiasmo y la motivación.