Dada la cantidad de actividades en marcha, su asociación vecinal necesita urgentemente más espacio para desarrollarlas
Hacía tiempo que no me pasaba por el Camino Alto de San Isidro, un barrio siempre interesante por la cantidad de esfuerzo, trabajo e ideas que “ponen en el asador” vecinos y técnicos de los distintos servicios y asociaciones para que día a día esté un poquito mejor. Como desde hace unos meses nos vienen llegando a la redacción convocatorias y noticias que reflejan una creciente actividad, decidimos dar una vuelta por allá y visitar su asociación vecinal, para ver en qué situación se encuentra a día de hoy esta parte del Distrito.
Nos reciben muy amablemente José Pérez, presidente de la asociación, y Hafida, que forma parte de la junta directiva. Nada más llegar observamos que el barrio ha dado un cambio notable a mejor desde las últimas veces que nos pasamos por allí para denunciar deterioro, desperfectos y dejación municipal, pues el bulevar reluce esta soleada mañana de octubre. Las rejillas están impecables, se han acondicionado rampas para garantizar la accesibilidad de los portales, el suelo está razonablemente limpio... Como las sorpresas agradables no abundan en el periodismo, sonreímos contentos y se lo comentamos a José, que confirma nuestra apreciación: “Sí, el barrio ha cambiado bastante: las cosas han ido un poquito a mejor, algo se está progresando... Incluso está viniendo gente nueva, gente joven con niños, y todos han dicho lo mismo: que aquí se está muy bien. Los cambios que nos han hecho han venido muy bien. Todos los cambios son bienvenidos, siempre que sean para mejor, los haga quien los haga. E igual para la asociación: aquí trabajamos por el barrio, y todo aquel que quiera hacerlo siempre será bienvenido”.
Les comentamos nuestra impresión de que la asociación bulle de actividad, y Hafida asiente: “es cierto: ahora mismo estamos realizando muchísimas actividades. Tenemos clases de alfabetización, de castellano, de árabe, de repostería y de confección, y hemos contado con ludoteca hasta hace bien poco... La asociación la verdad es que funciona bastante bien: hay personas de todo tipo de culturas, y congeniamos todos estupendamente. Las clases son amenas y tienen buena aceptación. El problema es que tenemos tanta oferta que el espacio ya se nos ha quedado pequeño, y ahora es nuestra principal necesidad”.
Un proyecto en el aire
Este problema parecía que iba a solucionarse en breve en el solar de la calle de Caronte, que en su momento conocimos como vertedero, y donde hay obras en la actualidad, pero ya no está tan claro. José nos lo explica: “Caronte ha sido toda la vida un basurero. Es un solar que pertenecía al Ayuntamiento, éste lo cedió a la Comunidad para hacer una residencia de ancianos, nunca se hizo, y el consistorio anterior pidió su devolución comprometiéndose a hacernos un proyecto. Se hizo la cesión sin problema, y nos plantearon acondicionarlo como aparcamiento, que hacía bastante falta. Como el solar es grande, además se plantearon dos zonas infantiles, otra para que hagan ejercicio las personas mayores y cinco módulos para las asociaciones, uno para la nuestra y los demás para otras que trabajan en el barrio”.
Todo ello venía también muy bien, y el módulo para la asociación solucionaba el problema al que aludíamos, pero con el nuevo Gobierno municipal la situación ha cambiado: en conversaciones con la Junta parece que se mantiene el aparcamiento, pero no el resto de dotaciones. “El nuevo Ayuntamiento considera que los módulos no son necesarios, aunque nos hemos enterado de que están comprados y pagados. El problema que nos está planteando la nueva concejalía de distrito es que íbamos a tener problemas de ocupación, de suciedad... pero es que en el anterior proyecto iba un servicio de seguridad y mantenimiento, como debe ser”, razona José, que continúa: “la asociación se nos queda pequeña. Con las actividades que tenemos, dependemos mucho de los horarios, y en esos horarios las clases están más que ocupadas. Además, el local actual es una sala única, y cabe una actividad a la vez... Así que necesitamos otro sitio donde podamos hacer más actividades. Aparte de eso, sabemos que si ese solar se queda sin utilizar, solamente como aparcamiento, se va a volver a convertir en una escombrera, un taller mecánico al aire libre y un desguace. Pensamos que para que eso no ocurra hace falta una actividad, por lo que entendemos que los módulos son totalmente necesarios para el barrio. Así que si no los consideran, estamos deseando ver qué proyecto nos presenta el concejal, pues ha dicho que tiene un proyecto para el Alto de San Isidro. Esperamos que sea mejor que el que ya teníamos. Todo lo que sea mejorar el barrio nos va a parecer estupendo”.
Otra conexión
Continuando nuestro paseo, José y Hafida nos comentan un proyecto al que los vecinos llevan ya mucho tiempo dando vueltas. Quien haya paseado por la zona sabe que el Alto de San Isidro solo tiene una entrada y una salida, ambas a la calle de los Comuneros de Castilla, lo que favorece su aislamiento. Pero en la parte de atrás la solución se antoja muy sencilla: la apertura de una vía que comunique el Alto con la calle del Comandante Fontanes. Nuestros anfitriones nos muestran un punto en el que hay un carril casi hecho. “Sería muy fácil conectar por aquí —explica José—, porque está hecho prácticamente todo: solo queda asfaltar unos 40 metros, y listo. Y solucionaríamos un problema histórico del barrio, pues su trazado actual facilita su conversión en un gueto”.
Ya de vuelta, pasamos por el parque del Arroyo de la Pava, un lugar de paseo agradable que precisaría de un mantenimiento más regular para que los vecinos lo puedan disfrutar plenamente, cuestión que insisten José y Hafida que no dejemos de recordar. Dicho queda. Nos despedimos y volvemos a casa caminando, disfrutando de la soleada mañana en un lugar tan “paseable”, a dos pasos de Madrid Río. Si las “autoridades competentes” hacen su parte, solucionan los flecos que quedan y proporcionan a los vecinos los recursos que necesitan, ojito con las posibilidades de este rincón de los Carabancheles.