El Ayuntamiento de Madrid tiene previsto remodelar el emblemático parque de San Isidro, corazón de nuestro distrito y uno de los pulmones de la ciudad. La reforma de esta zona verde era necesaria desde hace años para adaptarla a los nuevos tiempos y, tras el paso de la borrasca Filomena, la pradera necesita más que nunca una renovación de la vegetación. El verano sin la sombra de los árboles ha sido duro.
Las obras, que empezaron hace unos meses, buscan mejorar la accesibilidad, la red de drenaje y el “uso” del parque, según han apuntado fuentes consistoriales a la prensa. ¿Pero qué uso queremos darle a la pradera si expulsamos de ella a los perros? No exagero: el Gobierno municipal quiere construir una zona canina cerrada en el parque, de una superficie a todas luces insuficiente para la gran afluencia diaria de canes.
Cualquiera que haya visitado la pradera, aunque solo haya sido una vez en su vida, habrá podido comprobar la integración total de los perros, que andan sueltos y felices por todo el recinto, y la responsabilidad absoluta de los dueños en el mantenimiento y la limpieza del parque. La nueva zona canina empujaría a los animales a estar hacinados y les privaría de una libertad que durante muchos años han tenido. La Asociación de Vecinos Pradera Tercio Terol le pedimos, señor José Luis Martínez-Almeida, que recapacite y cambie este proyecto. La ciudad debería ser un sitio amable para todos, no solo para unos cuantos. ¿Éste es el Madrid que queremos?