La sala, referente del teatro en nuestro distrito y también a nivel estatal, cumple dos décadas y lo celebra con una programación muy especial
En octubre la Sala Tarambana está de celebración, pues se cumplen dos décadas desde que este referente del teatro en nuestro distrito abriera sus puertas. Aunque en realidad, me cuenta Nacho Bonacho, fundador junto con Eva Bedmar, hubo dos fechas de inauguración: la primera fue el 13 de abril de 2004, cuando abrieron el bar para ingresar algo de dinero que les permitiera habilitar el resto. “Luego, en verano, cerramos otra vez, hicimos la insonorización de la sala, y volvimos a inaugurar con todo el 27 de octubre”, explica.
El proyecto venía de años atrás. Nacho y Eva coinciden en 1994 en el grupo de teatro de la EMT, y comparten, además de la pasión por la escena, un montón de ideas sobre cómo enfocarla. Cuando en octubre de 1999 una amiga, Lucía Durbán, profesional del medio ambiente, les muestra una obra que ha escrito para educar en su cuidado, nace Tarambana como compañía. La obra se llama Gaia, la estrenan en el año 2000 y es todo un éxito: la han visto unos 90.000 niños y niñas por toda España y es probablemente la que más han representado.
Una vez en marcha, además de Gaia van surgiendo otros proyectos y un sueño: “tener un espacio escénico en Carabanchel. Tarambana está aquí porque éramos de aquí y queríamos que este proyecto estuviera aquí”. Pero no fue sencillo: “Fíjate, nos hipotecamos con este local en enero de 2003, e inauguramos solo la parte del bar el 13 de abril de 2004. Imagínate el periplo que lleva eso: casi año y medio y el espacio no estaba completo, hasta el 27 de octubre que se inauguró totalmente”, evoca. En aquella época Nacho alterna dos ocupaciones, el teatro y su trabajo en el sector de la logística. Las compaginará hasta diciembre de 2005, cuando la ansiedad le dará un aviso y decidirá centrarse en Tarambana.
Inicios difíciles
En los inicios eran ocho socios (hoy quedan seis), y hay importante participación familiar: los hermanos de Nacho arriman también el hombro, y de hecho uno de ellos, Santi, se encarga de la gerencia en la época en la que compagina empleos. Al principio se trata de conseguir trabajos que mantengan el proyecto, “sobre todo de animaciones, cosas relacionadas con la escena, pero un poco más para sacar el día a día. Sí que es verdad que el bar en aquella época funcionaba bien. Estuvimos sin subvenciones por lo menos tres años, pero el bar nos proporcionaba ese soporte para poder seguir trabajando”. Aunque los principios fueron difíciles, la Sala Tarambana nace con mucha fuerza: en estos primeros tiempos, especialmente con el Match de Impro, llenan constantemente.
Con todo, la decisión de Nacho de dedicarse a Tarambana en exclusiva supone un revulsivo. “A partir de ahí ya empezamos a meter equipo, gente más profesional, digamos, de la gestión sobre todo. Porque yo tenía una experiencia muy potente en el ámbito comercial, pero de otras cosas, y por mucho que mi pasión fuera el teatro, mi ocupación profesional iba por otro lado. Necesitábamos gente de gestión cultural, que es algo importantísimo, entonces ya empiezan a entrar personas en ese campo y a definirlo mejor… Conseguimos tener ayuda pública, que también es importante, y todo va estando más rodado”.
Lo que sí estaba bien definido desde el principio era la línea como compañía y como sala: “Tenía que ser una línea de programación sobre todo social, muy para el barrio, y que imperara lo más posible el humor también. Y al principio estaba muy caracterizado por eso. Eran obras con gran sentido social, pero comedias, algo que ayudaba a que la sala se llenara... Luego hemos hecho un montón de cosas más, claro. Y otra línea importante es ese referente infantil o familiar, que no es casual: uno de los puntos fuertes de Eva siempre ha sido el teatro infantil, y siempre la programación familiar ha sido aquí muy potente y la hemos intentado cuidar. Y algo también superimportante que era novedad entonces y sigue siéndolo después de 20 años es que somos la única sala en la que programamos música en directo, y eso fue porque parte de los socios éramos músicos”.
“Otra cosa que teníamos claro —continúa Nacho— es que no queríamos que la sala fuera una mera base de operaciones de la compañía para exponer nuestro propio trabajo, sino que pretendíamos que el barrio tuviera una sala donde pudiera ver teatro de calidad, porque defendemos que la cultura debe llegar también a los barrios y no quedarse reducida al centro”. Relacionado con esta idea, Tarambana se ha venido implicando en el movimiento asociativo en todos los ámbitos: “Siempre he sido muy asociativo, ahora de hecho soy el presidente de Carabanchel Distrito Cultural, una iniciativa muy potente y pensamos que necesaria en el Distrito. Confío plenamente en que la unión hace la fuerza, y más en gremios como el nuestro. Y fíjate: nosotros nacimos en 2004 como sala, y en el 2005 ya estábamos en la Coordinadora Madrileña de Salas Alternativas y en la Red de Teatros Alternativos estatal. Y ahora estamos asociados también a Artemad, asociación profesional constituida por empresas productoras de artes escénicas de la Comunidad de Madrid; estamos en la Asociación Te Veo, de compañías y salas para la infancia de toda España… Estamos en muchas asociaciones, y en buena parte de ellas con mucha implicación. Considero que así es como se tiene que hacer: si no nos unimos nosotros mismos para sacar esto adelante, es imposible”.
Teatro inclusivo
Otro de los rasgos que definen a Tarambana es el teatro inclusivo. Nacho nos lo cuenta: “hace bastantes años nuestro programador Javier Crespo vio una obra en la que todos los intérpretes eran invidentes, y quedó totalmente alucinado. Luego hablamos y nos pareció importante conseguir que el teatro sea más inclusivo, así que creamos el Festival Visibles de Arte Inclusivo. Este año hemos celebrado su novena edición, añadiendo cada vez más salas del territorio nacional. Este rasgo está también muy presente en la formación, pues la nuestra es una escuela de teatro inclusivo. Aparte, llevamos muchos años trabajando en estas cuestiones, y no solo a nivel de discurso, sino también efectivo. Por ejemplo, hemos hecho accesibles los camerinos de la sala, los de la escuela, el baño de ésta… Todos los años intentamos ir aumentando la accesibilidad en nuestras instalaciones. De hecho, conseguimos una subvención del INAEM para poder abastecer a todas las salas que participan en Visibles de elementos para sordos, de vibración. Siempre estamos muy pendientes de este tema”.
Le pregunto por objetivos, y me contesta sin dudarlo: “Popularizar el teatro y que sirva a las personas para su propia vida, porque creo que es una herramienta estupenda para poder desarrollarte y crecer como persona. Nuestra enseñanza va más por ahí que para que sean profesionales. De hecho, a nuestro alumnado le quitamos un poco de la cabeza esa idea, porque trabajar o vivir el teatro pensando en ser famoso y tal no te deja experimentar lo que realmente te da. El teatro es una excelente herramienta para conocer la empatía, para conocerte a ti mismo a través de los demás y para administrar tus propias emociones”.
Cuidando a todos
Hablamos de proyectos, y confiesa que como sala no tienen uno a corto plazo aparte de “Seguir en la misma línea. Poder ser referente en Carabanchel como lo somos a nivel nacional. A mí me encantaría que en Carabanchel fuéramos tan conocidos como lo somos en el resto del país en nuestro sector”, y achaca esta imagen al trato que dan a sus visitantes: “Nunca hemos tenido gran cantidad de dinero para ofrecer a las compañías, pero siempre hemos tenido una sala bien armada. Lo poco que se ha ganado aquí se ha reinvertido, y por eso ahora mismo es una sala pequeña pero que está muy bien a nivel técnico. Eso sobre todo para cuidar a las compañías, y luego también intentamos cuidar al público para que vuelva, para que vea que merece la pena, que el teatro no es solo ocio, sino también cultura, que te haga pensar, que te haga vivir el día a día de otra manera”.
Volvemos a la celebración del 20 aniversario y lo que tienen preparado. Hay dos estrenos por delante, el primero de ellos el 5 de octubre. Se trata de Pañuelos, una obra sensorial para bebés, dirigida y escrita por Eva Bedmar. Y el 12 de diciembre, para público escolar, Memorias, “que va a ser tremenda, porque contamos con Nerea Moreno, Aída de la Cruz y la propia Eva Bedmar como actrices. Pero es que como director tenemos a Emilio Goyanes, y a Nieves Rodríguez como dramaturga”.
El evento conmemorativo “oficial” lo celebraron el 18 de septiembre: “Lo que hicimos fue darle un giro más festivo a la presentación de la temporada e incluir la celebración de los 20 años. Pero realmente toda esta temporada va a ser de celebración. Volvemos a Paella, que es una obra nuestra de las más premiadas; vamos a volver a hacer Here Comes Your Man, que la hicimos durante la pandemia y fue también espectacular. Y luego obras de otros artistas que han pasado por la sala todos estos años. Van a estar Kuentaké, Laviebel con un familiar maravilloso… Teatro Paraíso, que es una de las compañías punteras en teatro familiar; estamos de gira por todo el país con Emoticolors… Quiero decir que la celebración, como no podía ser de otra manera, la vamos a hacer con la propia programación: teniendo una programación muy especial y teniendo a nuestros amigos y amigas con nosotros”. Así que estad muy atentos y no os perdáis lo que Tarambana tiene preparado: como siempre, va a molar un montón.