Un árbol que representa a un barrio

Inaugurada la instalación escultórica ‘El árbol de la vida’, que permanecerá a la entrada del Centro Cultural Fernando Lázaro Carreter

Ayer, 20 de diciembre, tuvo lugar a mediodía el acto inaugural de la instalación escultórica El árbol de la vida, que ha servido de epílogo al festival Cruza Carabanchel, en el que se ha enmarcado pese a no haber coincidido en fechas, pues se celebró entre el 30 de mayo y el 15 de junio. El proyecto ha llegado de la mano de la Asociación Carabanchel Distrito Cultural, y es obra de Pilar Balsalobre, Carlos Jiménez (photoAlquimia), Claudia Bonollo, Denis Broduriès (Monamour Natural Design), Begoña Rius y Ángel Merlo (TuPatio), todos ellos artistas de Carabanchel.

El acto ha tenido dos partes diferenciadas. En la primera, realizada en el salón de actos del centro cultural, los artistas nos han explicado la factura de la obra y su significado. Se trata de una instalación artística compuesta por “cinco esculturas realizadas de chapa de hierro con forma de siluetas humanas a escala real dispuestas de forma circular, alrededor de un árbol, un elemento vivo y cambiante a lo largo del tiempo que ocupa la posición central, formando parte de la instalación”. Con ella, sus creadores nos invitan a reflexionar sobre la conexión del ser humano con la naturaleza: “El árbol de la vida nos recuerda la importancia de respetar todas las formas de vida de la Tierra, así como de cultivar relaciones positivas con los que nos rodean”, explican. Las figuras humanas se encuentran hibridadas con otras especies animales, “sugiriendo un mapa de conexiones donde cada ser vivo, desde las plantas más pequeñas hasta los animales más grandes en los que se incluye el ser humano, están intrínsecamente relacionados entre sí y con su entorno”. Una manifestación de fuerza que fluye a través de todo el universo: “la fuerza de la vida”.

El árbol de la vida representaría, así, “la diversidad y la interdependencia de las personas que componen una comunidad, un barrio. Al igual que las ramas de un árbol, cada individuo aporta su propia singularidad y contribución a la comunidad, y juntos forman un tejido rico y vibrante de relaciones humanas”. La elección del árbol, una encina, no es casual, ya que en el pasado era “una de las especies arbóreas más características de Carabanchel, perfectamente adaptada al tipo de suelo y a la falta de agua en los meses estivales”. “Se trata de una especie que encaja a la perfección con la simbología del Árbol de la vida y del árbol cósmico. La encina es el ‘árbol rey’, el árbol sagrado por excelencia, cuya veneración ha permanecido inalterable durante siglos y que hoy hemos olvidado”, desarrollan los autores.

FOTO: JMD Carabanchel

Frente a la obra

Tras la explicación, todos los presentes hemos salido al exterior del centro cultural, donde, junto a la entrada, se encuentra la instalación. Allí ha tenido lugar el alzamiento del velo de la placa por parte de Carlos Izquierdo, concejal del distrito de Carabanchel, y Nacho Bonacho, presidente de la Asociación Carabanchel Distrito Cultural.

A continuación, tras la lectura de un poema y otra breve explicación in situ por parte de los creadores de esta obra, ha intervenido el concejal del Distrito, quien ha puesto en valor la instalación escultórica, que “rinde homenaje a nuestro tejido vecinal y se erige como un símbolo de la pluralidad, la colaboración y la creatividad que definen a Carabanchel y a sus gentes”. Izquierdo ha destacado la maestría e inspiración de los artistas para forjar “una pieza que, a través del árbol y sus figuras humanas nos habla del ciclo de la vida, del crecimiento y de la necesidad de construir un futuro sostenible, lleno de unidad y respeto”. Esta obra, “remate final a toda la actividad de Cruza Carabanchel, un festival que queremos que en el futuro se siga desarrollando”, va a permanecer ya para siempre a la entrada del centro cultural, y “nos mueve a pensar en los ancestros, en el pasado, pero también tiene una conexión clara con el futuro, con nuestros sueños, y yo creo que todos los que estamos aquí tenemos un sueño, que es hacer grande Carabanchel, hacer un gran distrito del arte, un distrito que sea reconocido, y es posible”, ha concluido.

Ha cerrado las intervenciones Nacho Bonacho, que se ha mostrado muy emocionado porque finalmente esta instalación, colofón de Cruza Carabanchel, se ha convertido en una realidad. Retomando las palabras del concejal, ha insistido en que esta instalación llama al pasado y al futuro, pero que sobre todo es el presente de nuestro barrio y el papel que juegan hoy el arte y la cultura en su desarrollo, “una de las maneras más bonitas de hacerlo, porque es lo que nos diferencia a los seres humanos: poder crear”. Bonacho ha llamado a “hacer un barrio para todos dentro de la cultura”, y se ha mostrado convencido de que lo podremos hacer todos juntos. A continuación, los presentes han contribuido a la instalación uniendo hilos alrededor del tronco de la encina como un símbolo de reconexión con la vida y la naturaleza.

En resumen, un acto precioso y que en los tiempos que corren ha tenido un notable carácter simbólico: cuando los árboles tienden a desaparecer en nuestra ciudad (en ese sentido se escucharon varios “No a la tala” entre el público), ayer celebramos la llegada de un nuevo árbol al Distrito: un árbol que representa a un barrio. Ojalá se reproduzca por doquier y pronto tengamos diez, cien, mil árboles nuevos, y puedan crecer y permanecer, junto a los que aún tenemos, entre nosotros para siempre, como este bellísimo Árbol de la vida.

FOTOS: R.B.T.



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