Un paseo por Carabanchel en torno a san Isidro, cuyas fiestas se celebran este mes
Carabanchel es sinónimo de tradición castiza. Custodiado por el río Manzanares y el majestuoso puente de Toledo, este distrito con más de nueve siglos de historia vela en la ermita de la pradera a su vecino más popular: san Isidro Labrador, patrón de todos los madrileños.
De origen humilde, san Isidro trabajó como jornalero en estas tierras, forjando en el siglo XII la ciudad abierta y cosmopolita que hoy disfrutamos. En el parque que lleva su nombre las vistas son de escándalo, y en él se levantan las esculturas de Goya, un palmeral y una fuente.
Porque el agua está unida a la historia del santo y, por tanto, al barrio. Con un cayado, san Isidro golpeó el suelo y el agua brotó en año de sequía. Dio tanta agua, según el relato del milagro de la fuente, que permitió abastecer a todo el Madrid del siglo XII y fue el origen, ni más o menos, de la romería del 15 de mayo. La fuente permanece en lo que antes eran las tierras de Iván de Vargas. Esto es, en el paseo del Quince de Mayo número 62.
Interior de la ermita de San Isidro. Foto: JMD Carabanchel
La agricultura, profesión del sabio
En el lateral de la ermita de San Isidro, tras el cementerio, una placa recibe al visitante con una cita de Cicerón: la agricultura es la profesión propia del sabio. Y allí, pegada a la fuente, una muestra de herramientas de labranza. Colleras, horquillas, arados, palas y un botijo recuerdan cuando Madrid era campo.
Pero antes de comenzar su labor diaria, san Isidro rezaba en la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, antiguamente llamada de la Magdalena. Referente del mudéjar, es el edificio en pie más antiguo de Madrid y esconde un pozo de 14,5 metros, de los que 2,5 metros de altura son agua.
Nuestro itinerario nos lleva por el parque, el puente, el cementerio y otros lugares del Distrito relacionados con el santo. Fotos: JMD Carabanchel
Es visitable los sábados de 10:00 a 13:00, y en la torre de su campanario una placa reza que en sus inmediaciones se produjo el “milagro del lobo” por el que el borriquillo acabó sano y salvo frente a un cadáver de lobo feroz. ¿Y cuáles son el resto de los milagros? El del molino, de los bueyes, de la olla y de la cofradía. Fue por este último por el que fue canonizado en tiempos de Felipe IV.
Su huella permanece también en monumentos dedicados al santo precisamente en los templetes del puente de Toledo, en cuyo centro se alzan las esculturas realizadas por Juan Ron en el siglo XVIII, representando a San Isidro y Santa María de la Cabeza en milagros relacionados con el agua.
‘Hasta pronto’
Flanqueado por el paseo de San Millán y la avenida del Manzanares, el agua discurre bajo nuestros pies. San Isidro despide al transeúnte, al ciclista, a niños que corretean, a parejas que se besan… Dice “hasta pronto”, sabiendo que volverán en el día grande de la ciudad. Para tomar la pradera por las fiestas patronales de San Isidro, Bien de Interés Cultural junto a la romería de Carabanchel.
Celebración, tradición y patrimonio de una ciudad de chulapos, rosquillas y barquillos. Una ciudad para el mundo.