Antes o después llegará ese momento en el que mi hijo me pedirá un móvil: sus amigos lo tienen, y sus profes, incluso nosotros, sus padres, también lo tenemos. Pero, ¿qué es un móvil? Hoy en día no es solo una herramienta de contacto telefónico, hay vidas que se podrían descifrar solo mirando el terminal. Sirve para comunicarnos por diversos medios: llamadas, mensajes, imágenes, correo electrónico, redes sociales. Es una fuente de conocimiento y, por qué no, de desconocimiento incluso. Una videoconsola, una tienda y mi gestor del banco. Es un riesgo, una puerta abierta al peligro y una herramienta de seguridad y supervivencia.
Por todo esto podemos decir que la tecnología no es buena ni mala, depende del uso que hacemos de ella. Educar a niños, niñas y adolescentes sobre su uso adecuado es una responsabilidad de familias, educadores e instituciones. Los riesgos no siempre son evidentes, y no es algo que deberían aprender por sí mismos.
Antes de exponer las claves necesarias para ayudar en el proceso vamos a ver unos pocos datos sobre la situación actual gracias a una encuesta realizada a chicos y chicas de entre 10 y 18 años en nuestro país. En cuanto a las actividades que realizan en su tiempo libre, a pesar de que los adolescentes presentan, en general, un repertorio de ocio variado, es patente el protagonismo de la tecnología. El 94,8% de ellos dispone de teléfono móvil con conexión a Internet, dispositivo al que acceden casi a los once años de edad por término medio. El 92,2% de los estudiantes de 1º y 2º de ESO ya tiene su propio smartphone. La mitad cuenta con una conexión vinculada a un contrato, y al menos uno de cada cuatro dispone de datos ilimitados. Un 31,6% pasa más de cinco horas diarias conectado a Internet un día de semana cualquiera, cifra que asciende al 49,6% durante el fin de semana. El 98,5% está registrado al menos en una red social; el 83,5%, en tres o más; y el 61,5% tiene varias cuentas o perfiles dentro de una misma red social. De éstas, YouTube, Instagram y TikTok son las más aceptadas. Los cuatro usos más habituales de la Red tienen que ver con fines relacionales o lúdicos (whatsappear o chatear, música, redes sociales y ver vídeos en YouTube o Twitch), el quinto es la realización de tareas escolares.
Y ahora que sabemos que el móvil está tan presente en sus vidas vamos a por las diez claves de Más que un móvil. La guía que no viene con el móvil, que han establecido UNICEF y AEPD para tener en cuenta antes de regalar un móvil a tu hijo y promover un buen uso de la tecnología:
- Planifica la llegada del móvil: Niños, niñas y adolescentes manejan la tecnología desde que son muy pequeños, pero no siempre son conscientes de los riesgos a los que pueden exponerse. Para dárselo, valora el grado de madurez para su edad. Puedes hacer un contrato familiar para establecer un compromiso por ambas partes.
- Supervisa y pon normas y límites: Asegúrate de que el móvil no les quite tiempo de otras actividades clave en su desarrollo (dormir, estudiar, jugar off-line, etc.). Al principio puedes ayudarte de algún software de control parental, pero no te relajes, en tu mano está la mejor supervisión. Ten en cuenta que un bloqueo excesivo puede ser contraproducente. Mantén abierta la posibilidad de desbloquear contenido de interés y apropiado para su nivel de madurez, y acuerda con ellos los filtros, restricciones y tiempos.
- Cuida sus datos en redes sociales: Al regalar un móvil a nuestros hijos, les damos acceso a un mundo lleno de posibilidades, con mucha información a su alcance y con canales de comunicación abiertos en la Red. Guíales en las redes sociales, cuáles pueden utilizar y cuáles no. Conversa sobre los peligros que se pueden encontrar en Internet y las redes sociales y sobre el manejo de sus datos, que quizás pueden ver más personas de las que esperan. Configurad juntos el perfil de la red social para que no todo el mundo pueda ver lo que se publica. Escoged qué información del perfil es pública y qué usuarios pueden acceder a ella estableciendo distintos niveles de privacidad. Igualmente, en cada publicación que se haga en una red social, enséñale a configurar quién puede verla. Ten en cuenta que los menores de 14 años necesitan tu consentimiento para darse de alta. Asegúrate de que solo se incluyen los datos estrictamente necesarios para completar el registro y no utilicéis su nombre verdadero, sino un nick o apodo.
- Interésate por sus videojuegos: El dispositivo que más se usa para jugar es el móvil. Los videojuegos ofrecen entretenimiento, socialización y aprendizaje. La mayoría ya no son una fuente de ocio solitaria, sino conectada con otras personas, lo que conlleva las ventajas y riesgos de las redes sociales y, por lo tanto, aplicar las mismas precauciones. Ofréceles juegos adecuados a su edad y madurez. No todos los videojuegos suponen el mismo grado de exposición a contenidos inapropiados (violencia, sexo, lenguaje ofensivo, etc.). Acompañarles en su vida digital también significa supervisar a qué juegan, cuánto tiempo le dedican y cómo se comportan.
- Conoce con quién habla: ¿Con quién juegan? ¿Qué contactos tienen en sus redes sociales? ¿A qué personas siguen? Respetando su privacidad, interésate por estas cuestiones. Enséñales a no compartir información ni fotografías personales con desconocidos, ya que puede llevar a situaciones de ciberacoso, chantaje o grooming. Es muy importante también que no acepten ni añadan como contacto en ninguna plataforma o servicio a personas a las que no conocen en la vida real. En ningún caso se debe facilitar información sobre dónde se vive o con quién, en qué colegio estudian, en qué equipo juegan o cualquier otra información que permita a otros la localización en el mundo real.
- Estimula su sentido crítico: Las acciones y decisiones en internet también tienen consecuencias. Antes de publicar en redes o reenviar fotos, vídeos o audios en los que aparecen otras personas, deben asegurarse de que la otra persona está de acuerdo con que se haga. No deben difundir información sobre otras personas por internet sin su consentimiento. Tampoco deben crear o difundir informaciones falsas o mal intencionadas. Explícales las posibles consecuencias de lo que se envía o se publica. Lo que hoy parece algo simpático o una buena idea puede tener consecuencias impredecibles.
- Muéstrate abierto a ayudar: Enséñales que pueden contarte cualquier situación que les haya hecho sentir incómodos. Estar disponible para ayudar a tiempo puede evitar que la situación sea más grave, especialmente si el contenido que han visto en la red implica peligro, provoca ansiedad o miedo, o si el contenido es sexual o violento. La AEPD dispone de un canal prioritario para comunicar la publicación no autorizada en Internet de contenido sensible, sexual o violento (fotografías, vídeos, audios o información que identifique a personas) y solicitar su retirada de forma urgente.
- Tú respondes por tus hijos e hijas: Expresar una burla o publicar contenidos sensibles de otras personas puede vulnerar sus derechos e ir contra la ley. Los padres o tutores legales responden civilmente por los daños y perjuicios materiales y morales causados por las infracciones administrativas o delitos cometidos por sus hijos menores de edad. Asimismo, responden solidariamente de las multas por las infracciones a la normativa de protección de datos impuestas a sus hijos menores de edad y mayores de 14 años.
- Garantiza un espacio de desconexión: Comparte con ellos la necesidad de tener momentos libres de tecnología para toda la familia que permitan el acceso a otro tipo de experiencias que beneficien su desarrollo, o simplemente porque necesiten estar concentrados en sus estudios o su descanso. Fijadlos de mutuo acuerdo para evitar el uso problemático y adictivo a las pantallas y aprovechad para generar relaciones personales positivas.
- Observa cómo se sienten en su vida digital: Identifica de manera temprana cualquier situación que esté afectando a su bienestar físico y mental. Presta atención a sus emociones, especialmente a cambios de humor o reacciones fuera de lugar tras períodos de uso intensivo. Estos comportamientos nos pueden revelar otros problemas que, no siendo causados por la tecnología, se manifiesten en su interacción. Conversa y mantén tu interés en su experiencia digital. Consulta con profesionales sanitarios y educativos y expresa tus dudas.
Y si sigues con ganas de más, una excelente fuente de recursos y ayuda es la página web del Instituto Nacional de Ciberseguridad, en el apartado de menores, donde encontrarás formación para familias, información sobre mediación y control parental, software y mucho más.