El término “sociedad” proviene del latín “societas”, derivada de la voz “socius”, que significa “aliado” o “compañero”. Es decir, que el rasgo central en la idea de sociedad tiene que ver con la cooperación.
La colaboración ha sido un factor clave en la evolución del ser humano. Desde los primeros grupos de cazadores-recolectores, la cooperación ha permitido a las comunidades enfrentar desafíos, compartir recursos y protegerse mutuamente. La capacidad de trabajar juntos por el bien común ha facilitado el desarrollo de sociedades más complejas, la creación de culturas y el avance en áreas como la agricultura, la tecnología y la ciencia. Sin esta colaboración, es probable que los humanos no hubieran podido alcanzar el mismo nivel de desarrollo social y cultural que tenemos hoy.
De ahí que la Constitución recoja en artículos pilares de nuestra sociedad:
Artículo 27. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.
Artículo 43. Se reconoce el derecho a la protección de la salud. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto.
Artículo 47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Y atribuye a los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho.
Artículo 45. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.
En la última década, estos derechos están siendo atacados, y con ello corre peligro la sociedad del bienestar de la que tanto se habla.
El 13 de octubre, más de 30 organizaciones y colectivos convocaron la manifestación por el derecho a la vivienda. El objetivo principal fue denunciar la crisis habitacional existente por la falta de vivienda asequible, pública y de alquiler, y el negocio en que se ha convertido la vivienda, pasando a ser un valor especulativo de fondos y grandes tenedores, aunque eso impida que nuestros jóvenes se emancipen y motive que familias y niños estén en el umbral de la pobreza. Estamos creando una “sociedad” con una gran mayoría de indigentes con trabajo.
¿Cómo queremos que nazcan niños, si no hay techo donde puedan vivir? ¿Cómo queremos que Madrid conserve sus tradiciones y su cultura, si se está echando a los madrileños de su ciudad? Por todo esto se realizó la marcha.
El Ayuntamiento, para variar, apagó las cámaras: así no se evidencia la asistencia multitudinaria al acto. Delegación de Gobierno calculó el número de asistentes en 22.000 personas, y los convocantes en números muy superiores: 400.000 la federación de asociaciones de vecinos y 150.000 el Sindicato de Inquilinas.
Yo, que asistí, os digo que la cifra más certera es la calculada por los convocantes; nosotros, la Mesa del Árbol de Carabanchel con nuestra pancarta “¡Madrid Habitable!”, arrancamos a las doce en Atocha y de allí no nos movimos, la marcha no andaba dado el volumen de asistentes de todas las edades que acudió a la misma; a las 14:00 llegaba la cabecera de manifestantes a Callao, final del trayecto, y nosotros en el Museo del Prado parados.
VIRGINIA HUECAS FERNÁNDEZ. MESA DEL ÁRBOL DE CARABANCHEL