Ya hemos escrito antes sobre la remodelación de la calle Duquesa de Tamames, pero esta reforma urbana da para más. En esta ocasión hablamos del intento, frustrado, de implantar “jardines de lluvia”.
Un jardín de lluvia es una herramienta más de los denominados SUDS, sistemas urbanos de drenaje sostenible. También entra en la categoría de desarrollo de bajo impacto, o LID. Como expone el estudio de arquitectura AODPaisajes*: “En términos muy simples, un jardín de lluvia es: una depresión ajardinada (con plantas nativas y adecuadas al terreno) poco profunda (de unos 15 a 45 cm) que incorpora muchos mecanismos de eliminación de contaminantes mediante las capas de suelos que los componen. […] recogen el agua que fluye por las distintas superficies impermeables, como techos, carreteras, y demás; los retienen un periodo de tiempo, en torno a 24 y 48 horas, y dejan que ésta vaya filtrándose en el terreno o al propio alcantarillado, poco a poco, en lugar de dejar el agua correr hacia el sistema de alcantarillado”. De esta forma, recuperamos el aporte hídrico natural al terreno, al tiempo que reducimos el caudal en el saneamiento.
Para un mejor conocimiento también les recomendamos la lectura de Jardines de lluvia, una solución verde en la gestión de las aguas pluviales, de María Isabel Iglesias Díaz, para la revista Foresta, y de paso pueden admirar imágenes de auténticos jardines de lluvia.
Razonándolo, nuestros parques deberían dedicar amplias zonas para esta función. De esta forma, la reducción del riego sería significativa. Sin embargo, en vez de diseñar en ellos hondonadas y derivar las pendientes hacia éstas, preferimos incluir alcantarillado en los paseos peatonales, evacuando el agua hacia el saneamiento, desperdiciando así un recurso escaso y mal gestionado por las concesionarias municipales. Qué dislate.
Volviendo al caso que nos ocupa, en las nuevas aceras de Duquesa de Tamanes se proyectaron amplias franjas longitudinales de jardines de lluvia. Pero no se proyectó el pavimento perimetral de las aceras para que evacuara el agua de escorrentía hacia ellos y a su vez los jardines se colmataron totalmente de tierra, incluso creando lomas. En definitiva, se ejecutaron a la inversa de lo necesario y se ha seguido el diseño tradicional de un simple plantío. Sobre a las especies vegetales y el terreno empleado, dejamos esta valoración para la Mesa del Árbol.
En conclusión, una medida más de mejora ambiental desperdiciada… y olvidada, porque de nuevo la Administración pierde una oportunidad didáctica de explicar a la población cómo, juntos, podemos mejorar la calidad de nuestras calles.
Estamos convencidos de la frustración de los técnicos municipales que constatan, una y otra vez, cómo sus proyectos de mejora de la calidad ambiental urbana empiezan siendo titulares de marketing político y terminan en manos de las empresas ejecutoras que siguen ancladas en el proceder del siglo pasado.
Así que lo siento, amigos, les ha salido un parterre.
*www.aodpaisajes.com. Artículo RAIN GARDEN el drenaje sostenible. ¿Qué es un Jardín de lluvia?
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