Madrid, Carabanchel, 1988. En ese año nueve de los 13 cines que teníamos al inicio de la democracia en nuestro barrio habían desaparecido, y los cuatro que quedaban tenían los días contados. De esos cuatro, el Cine Oporto y el Cine Kursal cerraban sus puertas en 1989. Posteriormente, en el año 2000 el Cine Florida daba por terminados sus 50 años de historia; y por último, en 2005 la sala Cinema España certificaría de manera definitiva la defunción del cine de barrio
Y esa falta de infraestructuras sigue vigente en nuestro barrio y nos impide cumplir un sueño: el sueño de tener un cine accesible para todo el mundo, el sueño de tener un cine accesible para los vecinos y vecinas de Carabanchel, el sueño de tener un cine de barrio.
Porque el cine de barrio, vecinas y vecinos, es algo tan necesario que no puede arrinconarse en los multicines de un centro comercial. Porque el cine de barrio es algo tan necesario que nuestros centros culturales no tienen la capacidad suficiente para albergarlo. Y porque el cine de barrio es algo tan importante que no puede ser disfrutado solamente en la Semana de Cine de Carabanchel.
Mirad, hace más de 40 años las películas españolas no llegaban a nuestro barrio y fue la gente de a pie, la gente humilde, la gente valiente, la que hizo posible este certamen. Fue el movimiento asociativo representado por entidades culturales, vecinales y de mujeres las que soñaron, crearon e impulsaron este certamen.
Y 40 años después desde el movimiento asociativo seguimos soñando, pero soñamos con los pies en la tierra, soñamos creyendo que otra forma de disfrutar el cine es posible y ese sueño pasa por la creación de un espacio, un lugar de encuentro donde cine y barrio confluyan; un lugar como la construcción del Centro de las Artes Escénicas en nuestro querido Carabanchel
Con este espacio devolveríamos el cine a sus legítimos dueños, devolveríamos el cine al barrio. Porque el cine nace de las vivencias, de las emociones y de las experiencias de la gente. En definitiva, las historias del cine son un reflejo de la sociedad, son un reflejo de las vecinas y vecinos del barrio
Y nuestras historias merecen ser contadas en este espacio, un espacio que sería cultural, reivindicativo y social, donde por ejemplo el cine serviría de altavoz para contar la opresión que sufren algunos colectivos. Un espacio donde el cine levantaría las alfombras de la precariedad laboral, un espacio donde el cine denunciaría la violencia machista, o por ejemplo un espacio donde el cine rendiría homenaje a esas mareas blancas por la sanidad, a esas mareas verdes por la educación o a esos abuelos y abuelas cariñosamente llamados “yayoflautas” que salieron a las calles para proteger la dignidad de sus hijos y de sus nietos. En definitiva, un espacio de cine por y para el barrio. Un espacio para los vecinos y vecinas de Carabanchel
Y para finalizar, desde el movimiento asociativo de Carabanchel seguiremos reclamando este espacio, seguiremos defendiendo un cine accesible y seguiremos defendiendo una cultura al alcance de todo el mundo y de todos los bolsillos. Porque como dijo una vez la directora Isabel Coixet, “Incluso para los que la desprecian la cultura es el futuro”.