Los Carabancheles: del Neolítico al siglo XVIII (II)

Caballos, mastodontes, tortugas…


museoDurante las obras de instalación de ascensores en la estación de Metro de Carpetana, entre 2006 y 2009, se encontraron restos prehistóricos, entre los que destacan algunos del primer representante de la familia de los caballos del Mioceno de Europa, considerados como uno de los yacimientos más importantes de restos paleontológicos en la región. Se hallaron más de 15.000 restos, con una antigüedad de más de 14 millones de años, entre los que hay mandíbulas de caballo primitivo, restos de mastodontes y rinocerontes, rumiantes, tortugas gigantes, una especie de lobo, y de anficiónidos, predador y carroñero entre oso y perro.

En el vestíbulo de la estación de Carpetana se hizo una reproducción de los paleoambientes correspondientes a los objetos hallados durante las obras.

 

Miacum


Algunos historiadores han elaborado la tesis de que la villa tardorromana de Miacum, mencionada en el Itinerario de Antonino que unía Segovia por el puerto de Navacerrada con Titulcia en el valle del Jarama, habría estado ubicada cerca de la antigua finca de los Montijo. Podría ser una villa surgida en los últimos tiempos del dominio romano en la Tarraconense, de la que se encontró un mosaico en el siglo XVIII llamado de “las Cuatro Estaciones”, o “mosaico de Carabanchel”. Actualmente se exhibe en el Museo Municipal de Madrid.

 

Primera referencia escrita


[caption id="attachment_5996" align="aligncenter" width="620"]madrid_1562 Madrid 1562[/caption]

La primera vez que se menciona "Carabanchel" por escrito es el 1 de enero de 1181 en un documento por el que Pedro Manrique de Lara y su hermana María ceden la propiedad de la villa de Carabanchel, bajo pago de 100 maravedíes en los que la aldea y su territorio estaban empeñados, a Gonzalo Díaz, con la particularidad de que se califica a la población como “dulce perla”. Diez años más tarde, en 1191, las tierras de Carabanchel son de nuevo vendidas a Lupo Petriz por 300 maravedíes.

 

La segunda ermita de San Isidro


Ermita_de_San_IsidroLa segunda ermita de San Isidro fue reconstruida en 1725, bajo la vigilancia de Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero, en época de Felipe V. Es un sencillo templo, de luminosidad interior, con planta de salón, nave única de tres tramos cubierta por bóvedas de cañón sobre arcos fajones con lunetas laterales, coro y pórtico a los pies, altar bajo retablo con calle central y dos laterales sostenidos por grandes columnas salomónicas y una sobria cúpula de media naranja dispuesta sobre pechinas y soportada por pilastras con capiteles toscanos; de escasa esbeltez al carecer de tambor y formalización externa octogonal, está provista de linterna y cubierta con pizarra.

El exterior de la ermita es simple y elegante, y muestra, sobre el atrio, una fachada a modo de espadaña-campanario rematada con frontón triangular.


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