Es el gran hito de las últimas elecciones el triunfo indiscutible de la derecha con la bandera de la libertad. Hace ya bastantes años el hito fue, esta vez a nivel estatal, la aplastante victoria con el eslogan “Por el cambio” de Felipe González (1982). Pero una palabra tiene mucha fuerza y sentido para las personas que estamos viviendo situaciones límite.
¿Qué es la libertad? En el campo de la política, que es el tema que nos ocupa en este momento, significa tener medios de vida, propiedades, o medios de subsistencia, dinero. Por tanto desde los poderes públicos se tendrían que facilitar esos recursos. No puede haber una libertad impuesta. Tienes que tener en cuenta al otro y sus necesidades. Y no puede haber manipulación en la información. Lamentablemente vivimos una atmosfera viciada, enfrentada, polarizada, en la que los vecinos con sus realidades cotidianas no tienen nada que ver con el Gobierno, región o municipio inamovible, creciente y parásito de los recursos.
Desde luego el tema de la libertad, enfocado desde otro punto de vista existencial, tendría en cuanta las diferentes posturas ante la vida, ante los otros. No puede haber libertad cuando no se respeta o no se tiene en cuenta a los otros, desde sus diferentes ópticas, creencias y sensibilidades. Y el límite de la libertad está en que no la puede haber allí donde hay violencia, pues se trata de imponer mi paisaje, mi forma de ver el mundo o de ver a los seres humanos como objetos de mi intención objetivizándolos o cosificándolos.
En conclusión, en la libertad se expresa lo genuino del ser humano, la solidaridad, la sensibilidad, y los mejores valores que siempre han movido a lo humano. Lamentablemente, parece que la política y las instituciones por sus rigideces están muy alejadas tanto a derecha como a izquierda de esa altura de miras.