Centrados en pavimentos, mobiliario y fachadas, se suele perder la perspectiva del hábitat urbano en su conjunto y con ello olvidar factores que habitualmente pasan casi desapercibidos, siendo indispensables. Una de estas cuestiones son las aves de nuestras ciudades, sobre las que recientemente hemos tenido dos llamadas de atención.
El primer aviso nos llegó al encontrar el sencillo artículo Las ciudades amigables con las aves, un paradigma de biofília, de la AEPJP. Aborda la importancia de las aves en el entorno urbano, destacando su papel como indicadores de salud ambiental y su contribución a la biodiversidad. Se menciona que la presencia de aves, como la golondrina común y el mirlo, no solo ayuda a controlar las poblaciones de insectos y a dispersar semillas, sino que también actúa como un bioindicador de la calidad del medio ambiente. Esto refleja un enfoque positivo hacia la naturaleza, alineado con el concepto de biofilia.
Menciona el artículo Contaminación y biodiversidad: las aves urbanas como indicadores y proveedores de salud humana, que proporciona evidencias de cómo las aves pueden mejorar la salud psicológica de los habitantes urbanos, especialmente en espacios verdes, donde su canto y presencia fomentan una conexión con la naturaleza que a menudo se pierde en la vida cotidiana.
También llama la atención por los efectos negativos que pueden surgir, como molestias y suciedad, lo que sugiere la necesidad de un equilibrio en la gestión de la fauna urbana. Y concluye invitando a reflexionar sobre la relación entre las aves y el hábitat urbano, promoviendo un enfoque que valore tanto los beneficios como los desafíos que estas especies presentan en la búsqueda de ciudades más inclusivas y sostenibles.
Esta lectura coincidió con la fantástica oportunidad de disfrutar de un recorrido interpretativo para identificar las aves y biodiversidad de los Jardines del Hospital Gómez Ulla y el Parque Eugenia de Montijo de Carabanchel, de la mano de Aver Aves. Es absolutamente recomendable dejarse guiar en la materia por personas tan conocedoras y apasionadas de las aves y su hábitat como son Javier y María Luisa (y Cigu), vecinas además del barrio.
Equipadas únicamente con prismáticos, en dos horas pudimos observar y conocer aspectos de la vida de más de una docena de aves: herrerillo común, carbonero común, carbonero garrapinos, gorrión común, mirlo común, estornino negro, cotorra argentina, cotorra de Kramer, paloma torcaz, paloma doméstica, pito real ibérico, urraca, halcón peregrino y cernícalo vulgar.
En definitiva, siempre centrados en las condiciones de vida para los seres humanos (y en menor medida de nuestras mascotas), olvidamos que compartimos hábitat con otras especies animales y no son simples invitadas. Quizás lleven más tiempo aquí que nosotras.
Y mientras nos lamentamos por la calidad de nuestra subsistencia en las ciudades, las aves, simplemente, viven, haciendo verdad eso de que para cualquier pájaro su nido es bonito.
Para leer el artículo mencionado de la Asociación Española de parques y Jardines Públicos: www.aepjp.es
Artículo del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, de SEO/BirdLife y de la UCM: Contaminación y biodiversidad: las aves urbanas como indicadores y proveedores de salud humana.
Para participar de rutas, talleres y salidas ornitológicas con Aver Aves: www.averaves.es o en X e Instagram.
Si quieres que comentemos sobre algún hecho urbanístico que te afecta, escribe a pupu2129@yahoo.es, a la atención de nuestra columna.
Foto: Uno de los halcones peregrinos que anidan en el Hospital Gómez Ulla. Aver Aves.