Los relojes de sol medievales de la ermita de Santa María la Antigua de Carabanchel
En 2020, durante una jornada divulgativa del patrimonio de Carabanchel, Jesús Rodríguez, de Salvemos Carabanchel, llamó nuestra atención sobre los relojes de sol a ambos lados de la portada sur de la ermita. En marzo de 2022, tras la pandemia, se tomaron imágenes fotogramétricas con Jaime Mateos, de 3studio59, y en abril se remitieron a la asociación Amigos de los Relojes de Sol, que los confirmó como tales.
Estos relojes se encuentran en la portada de la fachada sur de la ermita de Santa María la Antigua, testimonio excepcional de la arquitectura mudéjar madrileña que refleja la convivencia y mestizaje entre culturas cristiana e islámica medievales. El valor del edificio se acrecienta por su antigüedad y estado de conservación, que permite apreciar sus elementos originales.
Lo primero que llama la atención es el hecho inédito de la existencia de dos relojes coetáneos en el mismo edificio. Son una pareja de relojes de sol de tipo vertical meridional, aunque la orientación de la fachada no es exactamente sur.
Imagen fotogramétrica del reloj de la izquierda. Foto de 3studio59
Modelo canónico medieval
Los relojes de sol de la ermita se corresponden con el modelo canónico medieval que en las iglesias testimoniaban la importancia de medir el tiempo en la vida religiosa y litúrgica. Estos relojes se basaban en la división del día en horas desiguales, según duraba la luz solar; marcaban las horas canónicas o los momentos de oración y celebración de la misa.
Están situados a la altura de los ojos, como era habitual en el medievo. Los de la ermita se grabaron en los lugares más apropiados: los elementos de fábrica de la portada de la fachada sur, donde reside uno de sus mayores atractivos artísticos.
Ambos relojes se tallaron en las nacelas por ser las únicas superficies planas y con hueco suficiente, además de tener la altura adecuada. Su manufactura es improvisada o de poca pericia, lo que podría plantear dudas sobre su autenticidad; sin embargo, ejemplos similares han sido autentificados en la iglesia de San Román de Tobillas (Álava) y San Juan de Duero (Soria).
A pesar de ello, podría parecer que los relojes de sol de la ermita respondieron a la pura utilidad; no se quiso o no se pudo invertir más en su elaboración, y se grabaron con medios materiales y humanos sencillos, humildes, domésticos si cabe.
Pedro J. Novella, en su obra Relojes de Sol de la Diócesis de Osma-Soria, hace referencia a grabados parecidos, denominándolos como “relojes populares”, accesiblemente bien situados y elaborados por la población como entretenimiento.
Imagen fotogramétrica del reloj de la derecha. Foto de 3studio59
Antigüedad
Sobre la antigüedad de los relojes de Carabanchel, no se han encontrado referencias escritas de su elaboración, ni tampoco fechas grabadas junto a ellos. Sí sabemos la edad del edificio principal actual: primer cuarto del siglo XIII, entre 1220 y 1250. También conocemos que a finales del XV y principios del XVI se remodeló el interior de la ermita para construir el sotacoro de madera; y en el XVII, tras la canonización de san Isidro en 1622, en 1656 se mejoró el edificio con nuevos retablos. Por último, la sacristía se añadió en el XVI o XVII; ubicada en la fachada oeste adosada al ábside, forma un cuerpo independiente.
A partir de la información disponible, se puede afirmar que, desde la construcción del pórtico donde se sitúan los relojes, no hubo intervenciones hasta el inicio del siglo XXI.
Durante la restauración de 2000 y 2001 se estudió la posibilidad de desmontar la portada de ladrillo, estabilizar el muro donde se apoya y volver a reconstruirla una vez aplomada. Pero se optó por una solución constructiva estructural que asegurara la resistencia del muro sin desmontar ni demoler la portada.
Así, se conserva tal como estaba, con su marcada inclinación; la restauración se limitó a limpiar, reparar y, puntualmente, reponer piezas en mal estado. Precisamente esta limpieza, al pulirse las nacelas, afectó ligeramente a los relojes.
En conclusión, la investigación inicial no ha podido determinar la fecha exacta de la elaboración de los relojes. Pero su correspondencia con el modelo canónico medieval, más el hecho de que se grabaran sobre uno de los elementos constructivos originales de la ermita del siglo XIII y la constancia de que estos elementos no se han modificado ni sustituido, permite catalogarlos entre los más antiguos de Madrid.
Con la información actual, podríamos aventurar que se elaboraron en la misma época que la portada de la fachada donde se sitúan.
Hito visual histórico
Por otro lado, se debe considerar que la ermita del siglo XIII tuvo desde sus inicios un carácter de centralidad de las relaciones públicas y sociales de su entorno, como un nodo más en la red de comunicaciones territoriales. Como ejemplo el actual tramo de vía pecuaria que aún se conserva y transcurre frente a la fachada sur del edificio.
El núcleo original de Carabanchel estaba en torno a la ermita; por tanto, resulta razonable considerarla actualmente como hito visual histórico, vital para la población territorial tanto religiosa como seglar del medievo.
Por ello, se podría considerar que los relojes de sol cumplieron su función litúrgica pero también fueron referencia temporal para las actividades cotidianas de los habitantes de la zona.
Los relojes de sol canónicos medievales en las iglesias son un patrimonio histórico y cultural que merece conocerse, pues permiten comprender mejor la concepción de tiempo y espacio en la Edad Media, así como la influencia de la cultura clásica y oriental en la península ibérica. Desde el punto de vista del valor histórico, la ermita y sus relojes de sol canónicos medievales son un testimonio de la historia y la cultura de la región de Madrid. Profundizar en su estudio y conservación es importante para comprender nuestro pasado y transmitirlo a las generaciones venideras.
