: La A.V. Pradera Tercio Terol ofrece desde hace más de veinte años este plato a los visitantes de las fiestas. Nicolás Sánchez

Un cocido tan bueno que nunca sobra

Cocido para todos


La A.V. Pradera Tercio Terol ofrece desde hace más de veinte años este plato a los visitantes de las fiestas. Nicolás Sánchez, su presidente, nos explica los detalles de esta deliciosa iniciativa

ROBERTO BLANCO TOMÁS

La Asociación Vecinal Pradera Tercio Terol lleva desde hace más de veinte años ofreciendo a las personas que acuden a las Fiestas de San Isidro un delicioso cocido que ya es toda una tradición en el barrio. Tanto es así, que este año calculan que servirán alrededor de 5.000 raciones de este plato-emblema de la gastronomía madrileña. Para conocer mejor la iniciativa hemos hablado con Nicolás Sánchez, presidente de la asociación vecinal, al que todo el barrio conoce como Nico.

Nico, ¿cómo nace la idea del cocido?

En 1978, esta asociación de vecinos, la de Carabanchel Bajo y el Grupo de Mujeres de Carabanchel organizamos las primeras fiestas del barrio. Había un solar en lo que es hoy Roger de Flor, donde luego han construido viviendas del IVIMA, y ahí instalamos una tarima como pudimos y montamos una fiesta y una carrera popular. Después, ya con los ayuntamientos democráticos, éstos se dieron cuenta de que las fiestas de San Isidro eran un acto muy importante y que tenían que asumirlo.

La idea del cocido surge en 1991. Salió de un colectivo de jóvenes del barrio que paraban en un pub que se llamaba “Al Límite”, en la calle Toboso casi esquina a General Ricardos. Tuvieron la idea, nos la comentaron y les aportamos 125.000 pesetas, que fueron las que nos dio el Ayuntamiento para esta iniciativa. Les dimos ese dinero y ellos hicieron el cocido para colectivo. Entonces el Ayuntamiento dijo que había dado el dinero para todos los vecinos, no para un colectivo. Lo hablamos con ellos, lo discutimos y dijimos que si no lo hacían para todo el que viniera a la verbena, que no podía ser. Entonces a partir de ahí empezamos a hacerlo el Grupo de Mujeres de Carabanchel, la A.V. de General Ricardos y la A.V. Pradera Tercio Terol. Así, el primer cocido que se ofreció a todo el que venía a la pradera fue en 1992.

¿Cómo evolucionó esta iniciativa?

Empezaríamos haciendo 1.500 raciones, y con el tiempo nos hemos ido haciendo con diverso material, perolas, etc., hasta llegar a la situación actual: este año vamos a repartir 5.000 raciones. Al final nos hemos quedado nuestra asociación solos, porque es un acto que lleva mucha infraestructura y trabajo. Este año el Ayuntamiento nos va a servir los productos, pero otros años ha funcionado de otra manera, nos daba un dinero y los comprábamos nosotros.

¿Cómo es hacer un cocido para 5.000 personas?

Lo hacemos de forma manual, y nos tiramos toda la noche… Como imaginarás, lleva una planificación, aunque la experiencia ayuda: ya sabemos las cantidades de garbanzos, de carne de falda de ternera, huesos de jamón, gallina, huesos de espinazo, patatas… Los garbanzos los ponemos en remojo un día antes de cocinarlo, y hay que prever quemadores, butano y un local en el que haya suficiente espacio para unas 50 personas que colaboran en esto. Hay que pelar patatas, cortar el pan, la carne, el chorizo… Usamos unas 13 o 14 ollas enormes, y cuando eso empieza a cocer, genera una espuma que hay que ir quitando, y se alcanza una temperatura como en una sauna… Tenemos cocineras —no profesionales, sino las clásicas “madres”—, Josefina y Loli, que nos asesoran, aunque casi la mayoría sabemos hacer un cocido… Hacerlo es una fiesta, pero hay que estar atento… La satisfacción final es repartirlo, pero hacerlo es muy bonito e íntimo, muy de colectivo, todos a una trabajando, repartiendo tareas en función de edad y fuerzas…

¿Cómo es la aceptación de la gente cuando lo repartís?

Está tan bueno como pueda estar el de mi casa… Lo hacen con mucho cariño estas mujeres, tienen ya cogido el tranquillo y todo el mundo dice que está muy bueno. La prueba es que todos los años nos falta… Nos ponemos en el parque, donde la Fuente del Trébol, y la cola llega a otra fuente que está a 500 metros. La gente empieza a hacer cola a las nueve, aunque no empezamos a repartirlo hasta la una o así… Siempre nos hemos quedado cortos, pero es que no tenemos capacidad para hacer más…

Tengo entendido que también hacéis unas migas para los mayores…

Sí, el 11 de mayo. Todos los años, desde que existe el centro de mayores de Roger de Flor, les hacemos un homenaje. Antes hacíamos chocolate con churros, pero últimamente les dimos a elegir entre chocolate y migas extremeñas, y eligieron las migas. Lógicamente, en el centro de mayores no es algo que suelan comer, y en casa mucha gente ya no las hace. Entonces vamos al centro por la tarde, les ponemos un poco de música, llevamos un cantautor y hacemos unas migas. La intención es convivir con ellos un poco. Es por la tarde, una merienda, y tiene mucha aceptación también. Hacemos más de trescientas raciones. Son migas veratas [de La Vera, comarca extremeña de la que procede Nico], que llevan patatas fritas, algo único en España. Llevan también torreznos, un poco de chorizo, pimientos verdes, y van con pimentón. Yo creo que son las mejores migas que hay en el mundo

¿Qué más cosas disfrutaremos este año en las fiestas?

Bueno, siempre las hemos acompañado de una carrera popular y torneos deportivos: fútbol sala, baloncesto… Ahora con la inmigración hemos incorporado el ecuavoley, que es el deporte nacional de Ecuador. Hay tres grandes componentes: la gastronomía, el deporte y la cultura. Nuestra idea es que la gente de distinta procedencia se conozca y conviva, que los niños jueguen juntos, con muchas actividades en la calle. En definitiva, la integración entre los vecinos y las distintas culturas. Nuestro objetivo siempre ha sido la convivencia en el barrio, que creo que es lo más importante que puede hacer una asociación vecinal.

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