Hemos logrado una pequeña victoria, importante para el barrio, pero frágil y que hay que proteger. El Centro de Salud de Abrantes tiene un equipo estable, sí, pero incompleto. Por eso las vecinas movilizadas han decido espaciar las protestas pero mantenerlas
El jueves 6 de febrero, en una asamblea un poco antes de empezar la ya tradicional manifestación en defensa de una sanidad pública y de calidad, los y las vecinas movilizadas decidimos espaciar las protestas que desde hace ya más de cuatro años mantenemos jueves tras jueves ante el Centro de Salud de Abrantes y cambiarles también el formato. Así, el segundo jueves de cada mes haremos una concentración; y el cuarto, una manifestación.
El Servicio Madrileño de salud, que depende de la Comunidad de Madrid, no está cumpliendo con su obligación de garantizar el funcionamiento de los centros de salud madrileños: no se cubren las bajas —por muy prolongadas que sean—; no se cubren las jubilaciones ni las excedencias, por lo que quedan plazas vacantes sin reemplazo; no destina medios ni renueva instalaciones...
Y este desentenderse de la situación de los centros de salud está dejando muchos de ellos en el abandono. Como es el caso del Centro de Salud de Abrantes, en el carabanchelero barrio del mismo nombre y uno de los diez barrios con renta media más baja de Madrid. A primeros de septiembre de 2020 un trabajador del centro colocó un cartel en la puerta que indicaba: “No hay médicos ni de mañana ni de tarde”. Nos anunciaban que, de golpe, miles de personas nos habíamos quedado sin atención médica. Y empezaron las protestas semanales del vecindario.
El CS Abrantes, que atiende un área con una población de 30.000 personas, debería tener, según datos de la propia Administración madrileña, 17 facultativos de familia (repartidos en el turno de mañana y de tarde) y 4 pediatras (repartidos también en ambos turnos). Los recortes lo han dejado desguarnecido durante años: el número de facultativas y facultativos puede variar cada día dependiendo de si alguna estaba de baja o tomando sus merecidas vacaciones. Por ejemplo, el miércoles 10 de septiembre de 2024 este ambulatorio tuvo por la mañana solo 4 médicos y 2 pediatras, y por la tarde un médico durante cuatro horas y ningún pediatra.
Las esperas para una consulta han superado los 2 meses, y durante años ha sido muy común que las citas fueran a un mes. Sin embargo la lucha de vecinas y vecinos para denunciar el abandono de su centro de salud ha arrancado de la Administración madrileña que destine recursos suficientes como para estabilizar el equipo del centro. Así, en febrero este ambulatorio ha tenido 8 médicos y médicas de familia en el turno de mañana y 8 en el de tarde.
Para el vecindario es una victoria: no solo el centro de salud no se cierra, sino que también mantiene atención médica en el turno de la tarde. Y esto pese a la anunciada política de la Comunidad de Madrid de desentenderse de los pequeños ambulatorios y de dejarlos sin médicos y médicas por las tardes. Hemos logrado a base de tenacidad y determinación cambiar, en lo que se refiere a Abrantes, la política de un Gobierno del PP con mayoría absoluta que hace además gala de su dureza e intransigencia.
Es una victoria, sí, pero somos conscientes de que es frágil. Tenemos un equipo estable, sí, pero incompleto: si el CS Abrantes ha recuperado casi sus 17 médicos de familia, la realidad es que buena parte de sus actuales profesionales tiene contratos temporales o vienen a hacer horas extras (no tienen población asignada, es decir, no hay continuidad en la atención). Y si debería tener 4 médicos pediátricos, actualmente solo tiene la mitad y ninguno estable por la tarde, lo que provoca que cuando hay algún pediatra de baja el centro de salud se queda sin poder atender la salud de los y las más pequeñas de la zona.
Así que, en la práctica, actualmente y pese a recuperar profesionales, este centro de salud se acerca a la situación de otros muchos consultorios de Carabanchel y de otros barrios de clases trabajadoras y populares, es decir, con esperas para una cita médica que pueden ser de varias semanas.
Por eso seguimos haciendo un llamamiento a defender los centros de salud y mantenemos las protestas para reclamar una sanidad pública de calidad y universal.
Y cuando decimos “defender nuestros centros de salud” no es una exageración: demasiados centros de salud se están degradando a marchas forzadas y no están atendiendo como debieran a la población que los utiliza, que depende de ellos.
Tanto los colapsos de la Atención Primaria como el de los hospitales son consecuencia de decisiones políticas, de no destinar a la sanidad pública los recursos y medios necesarios. Estas decisiones políticas son el resultado de no otorgar a la salud de la población prioridad sobre otro tipo de gasto. Fruto del continuado abandono al que la somete la Comunidad de Madrid, la sanidad pública madrileña agoniza.
Pero esta política de desmantelamiento del sistema sanitario público se puede parar. La experiencia del CS Abrantes es que la lucha da frutos. Y que si queremos salvar nuestra sanidad pública, si queremos salvar nuestro derecho a la salud, hay que salir a defenderla. Animamos al conjunto de barrios y pueblos de Madrid a movilizarse y defender lo que es nuestro: la sanidad pública de calidad y para todos y de todas.